La posición de privilegio en el mercado de las grandes empresas viene dada por su capacidad de acumular talento, generar recursos y ganar en visibilidad. Al tener más capacidad económica de inversión pueden hacer llegar sus productos a una parte más jugosa de la tarta, los clientes.
Además, cuentan con las herramientas suficientes para estar al día de los avances tecnológicos, la innovación y las novedades legislativas y fiscales. Si se aprueban normas para la implementación de facturas electrónicas (es solo un ejemplo), estas compañías pueden echar mano de departamentos legales internos o bien externalizar estos servicios en agencias altamente profesionalizados.
Ante este panorama, ¿cómo pueden las pymes, en especial las pequeñas empresas, presentar batalla ante entidades que son más visibles y reconocibles por la audiencia? Pues la respuesta, o al menos una de ellas, está en el marketing digital.
Las redes sociales como gran aliado
La ventaja diferencial del marketing digital frente al marketing tradicional, u offline, es que el primero es mucho más económico si se saben implementar bien los recursos. Un gran formato publicitario, como puede ser una valla en una autovía, tiene un coste significativo para las pequeñas empresas, y en cambio su eficiencia es limitada.
Esto no ocurre con las redes sociales, un universo que sí pueden explorar las pymes. De hecho, estas plataformas son el canal más utilizado en marketing, según desvela un estudio de HubSpot. A su vez, es un universo en el que hay que estar de manera obligatoria, pues el 60% de la población mundial ya era usuaria de internet en 2021.
De todos esos internautas, casi la mitad (un 45%) recurren a las redes sociales cuando buscan productos o servicios. Y por estratos generacionales destaca especialmente la Generación Z. En cualquier caso, las marcas deben saber que hay redes para todo tipo de públicos. TikTok causa furor entre la población más joven, al igual que Reddit, pero Facebook está más enfocado en adultos a partir de 40 años.
El email marketing, un compañero perfecto para las redes sociales
No dejamos de lado las redes sociales para mencionar a su compañero perfecto, el email marketing. Hacer marketing online a través del correo electrónico es una fórmula para nada novedosa, pues se practica desde hace más de una década.
No obstante, lo que sí es novedoso es adaptar esta estrategia a las nuevas tendencias. Los expertos en email marketing y los copywriters insisten en que hay que darle al usuario lo que pide, sin generar rechazo y buscando siempre su complicidad.
Esta técnica resulta económica y genera un buen retorno de la inversión, pero para ello hay que acertar tanto en la elección del gestor de correos electrónicos como en el número de campañas que se ponen en marcha y el momento y total de envíos.
Por suerte, hay aliados en el mercado como Mailrelay que facilitan enormemente esta tarea. Esta herramienta cuenta con la mayor cuenta gratuita de correo del mercado y se ha posicionado como una plataforma fiable para envíos de correos masivos y segmentados.
A esto hay que sumar su soporte técnico atendido por expertos en email marketing y un nivel de usabilidad sencillo, que garantiza que hasta las personas con menos experiencia pueden utilizarlo de manera cómoda.
Personalizar el servicio al cliente y atender a un nicho específico de mercado
Dejamos a un lado el marketing digital, aunque no del todo, para explorar otras vías con las que las pymes pueden mejorar su visibilidad. Una de ellas es atender a sus clientes de manera única y personal.
Para las pequeñas empresas los clientes deben ser como tesoros, son consumidores a los que pueden fidelizar a través de una atención más cercana. Las grandes empresas, en cambio, pueden atraer a su público desde el precio o desde la visibilidad.
Por tanto, es buena idea dedicar tiempo y recursos para crear experiencias de compra únicas, diferenciales. Las pymes deben poner el foco en la calidad y el valor, intentar competir con otras compañías a través de la calidad de sus productos.
En resumen, tratar de buscar clientes más fieles con un ticket de compra más alto y ventas más seleccionadas. De este modo pueden generar una imagen de confianza que acaba derivando en una mayor base de clientes.
Buscar la innovación continua
Y aunque parezca una incongruencia, para las pequeñas empresas resulta en ocasiones más cómodo adaptarse a los cambios. Las grandes empresas, con cientos de empleados, necesitan más tiempo para integrar algunas novedades tecnológicas.
Un ejemplo es la IA. Hay herramientas de Inteligencia Artificial que no son fáciles de adaptar en grandes empresas, al menos a nivel macro, porque requieren un proceso formativo muy costoso en tiempo para sus empleados.
En cambio, las pymes pueden acelerar este proceso. Es por ello que no hay que tener miedo a la innovación, sino abrazarla. Y particularmente en esta era, pues existen avances que son fácilmente adaptables a empresas de cualquier dimensión.